Acabar con un incendio es una tarea que depende en gran parte de los productos utilizados, y sus propiedades físicas y químicas. Los agentes extintores son las herramientas adecuadas para abordar cualquier situación de riesgo que se genere por una oxidación química. Hay varios factores que se ven involucrados en un incendio y que pueden ser tratados para apagarlo.
En el mercado están disponibles cuatro tipos de extintores, algunos de acceso más fácil que otros, pero todos con propiedades adecuadas a su finalidad. Por ello, es necesario aprender un poco más sobre este tema, permitiendo determinar en qué momento es ideal emplear qué tipo de agente. Continúa leyendo para conseguir información de relevancia.
¿Qué son los agentes extintores y cuál es su finalidad?
Estos, en su mayoría químicos, están pensados para adaptarse a las situaciones según el combustible y las condiciones que se involucran en el siniestro. Asimismo, son sustancias capaces de lograr cualquiera de los cuatro métodos por los cuales se puede extinguir un incendio.
Primeramente, algunos son capaces de reducir la temperatura, factor fundamental en la ignición. En segundo lugar, pueden sofocar el fuego mediante la extracción del oxígeno y también al evitar el contacto del combustible con este. Hay diferentes mecanismos que pueden ser bastante aprovechados por los cuerpos de seguridad para reducir los daños.
En conclusión, estos no son más que agentes físicos que permiten detener la cadena de propagación de los incendios y aportan inhibidores de llama. Innegablemente, son productos de gran importancia y por su venta libre en extintores, se debe manejar su funcionamiento.
Agua, un agente que ayuda a disminuir la temperatura
Siendo el más abundante entre los agentes extintores, el agua es ampliamente utilizada en incendios de origen vegetal. La madera, el papel, el cartón y otros materiales, son combustibles que pueden apagarse con este elemento. También existe la posibilidad de emplearlos ante incendios de combustibles líquidos, como la gasolina.
Cabe destacar que esta tiene dos maneras comunes de ser utilizada, en un chorro a presión, donde reduce la temperatura y puede eliminar el combustible. Y, en forma de un rocío bastante fino que se aplica desde arriba de la zona afectada. En ambas circunstancias es capaz de detener la ignición. Se debe tener cuidado al emplearlo ante aceites calientes.
Espuma, una manera rápida de reducir el oxígeno
De la mezcla de dos componentes químicos, como lo son, el bicarbonato de sodio y el sulfato de aluminio, se obtiene esta espuma tan característica. La reacción entre estos dos elementos es lo que permite que se genera su consistencia y, además, le otorga una gran presión. Esta se debe al gas carbónico que permite que salga expelida hasta 7 metros por delante.
Al mismo tiempo, este es de los agentes extintores capaces de apagar un incendio en pocos minutos, esto se debe a mecanismo de acción. La espuma se posa sobre el combustible y los elementos que están siendo quemados y los aísla del oxígeno. Puede suceder que los vapores generados sean demasiado fuertes y la superen, pero funciona la mayoría de las veces.
Con respecto a los tipos de combustibles sobre los que tiene mayor eficacia, los líquidos inflamables, los aceites, grasas y ceras son su enfoque principal. No se recomienda que sea empleada sobre alcoholes. Finalmente, esta tiene contraindicación en incendios de Clase C y D por su conductividad eléctrica y la posibilidad de reacciones químicas.
Dióxido de carbono, sofocar el fuego
Gracias a la posibilidad de poder ser almacenado a presión, este es uno de los agentes extintores más portátiles que existen. Comúnmente se vende en una pequeña bombona con una boquilla especial que permite liberarlo con la fuerza necesaria para que absorba el oxígeno y enfríe un poco. Esto automáticamente genera una sofocación del fuego.
Es importante mencionar que este agente no es apto para zonas cerradas o al menos, el usuario debes tener una ventilación adecuada. Esto se debe a que el Dióxido de carbono reduce los niveles de oxígeno drásticamente y puede generar asfixia.
De forma imperativa, es necesario aclarar que este tipo de extintor es estrictamente utilizado en incendios de Clase B y C. Esto se debe a que ayuda a reducir los riesgos asociado a los combustibles en el primer caso y; en el segundo, permite extinguir el fuego sin agentes que reaccionen ante la corriente eléctrica.
Polvo químico seco, útil en múltiples situaciones
Mediante la mezcla de una extensa variedad de elementos químicos se obtiene un polvo que se encarga de ahogar el fuego y consiguientemente apagarlo. Algunos de los agentes utilizados son los carbonatos, sulfatos y silicatos de sodio, la bentonita y varios otros que pueden pulverizarse como se espera.
Para poder ser utilizado este se coloca en un extintor junto a una píldora de nitrógeno que permite su liberación a presión. Además, por su amplia aplicación es vendido en contenedores grandes y pequeños que pueden tenerse en el coche, el hogar y otros establecimientos.
A diferencia de otros agentes extintores el polvo químico está capacitado para ser usado en tres tipos de incendios, los de Clase A, B y C. Al mismo tiempo, se debe evitar su utilización en situaciones que involucren conexiones eléctricas como es el caso de los incendios Clase D. Este último aspecto es debido a que puede haber conductividad entre los componentes.
¿Son estos los únicos agentes extintores que pueden lograr extinguir el fuego?
Con los avances generados en torno a los incendios, tanto la prevención como la posibilidad de apagarlos y tener planes de emergencia, ha cambiado con el tiempo. Puede que el agua sea el único elemento que ha sido usado desde siempre, pero los componentes químicos han dado paso a mejores soluciones. En términos generales, no depende tanto del agente, si no del combustible.
Puede que un incendio pequeño, como el generado por una brasa que cae el suelo en una parrillada, pueda ser apagado con un poco de tierra húmeda. Pero esto no aplica para situaciones de mayor envergadura, por ello, lo ideal es contar en casa, el auto o los espacios de trabajo con un extintor.