Las imágenes que se pudieron presenciar de las colas interminables en los controles del Aeropuerto de El Prat, dieron la vuela al mundo durante el 2017. Esto debido a la huelga que adelantaron los vigilantes, fundamentadas en las pésimas condiciones laborales que Aena había asumido para adjudicar el servicio.
La situación tuvo una fuerte repercusión sobre Eulen, que era la empresa contratista, pero que venía viciada por la contratación redactada por Aena. De esta situación se derivó un coste salarial extra, que se recogía en el pliego de contratación.
Todos estos elementos sirvieron para poner al descubierto los riesgos del modelo de subasta electrónica, el cual se había hecho para reducir el coste de los servicios contratados a externos. Sin embargo, esto fue lo que expuso a la compañía a una crisis sin precedentes.
Los grandes contratistas dan la espalda a Aena
Los grandes contratistas del país como Clece, Securitas o Eulen, le dieron la espalda y no han acudido a los concursos convocados por Aena. Esto debido a lo ajustado de los precios previstos en los pliegos de contratación, y por sus pujas a la baja con lo cual no se ha conseguido adjudicar los contratos.
Sin embargo, algunos grandes contratos se han terminado adjudicando a empresas mucho más pequeñas. Las cuales están dispuestas a trabajar bajo las condiciones expuestas por Aena, con la finalidad de ganar volumen de negocio.
Esto ha hecho que los más afectados sean los vigilantes de seguridad, quienes no tienen unas buenas condiciones laborales. Es más, se han convocado huelgas en protesta a las condiciones laborales, de manera indefinida para los encargados de los puestos de seguridad del Aeropuerto de Barajas.
Uno de los principales sindicatos que apoyan esta iniciativa es ATES-SAM, puesto que las condiciones para los vigilantes de seguridad cada vez son peores por las contrataciones de Aena.