El concepto de calidad es una definición que ha variado con el tiempo debido a las implementaciones que se le han atribuido. Desde siempre, se ha luchado para convertirlo en un término menos abstracto, ciñéndolo a un único sentido. Es por ese motivo que han surgido normas y estándares que la caracterizan, tipifican y encasillan de cierta manera.
La calidad es un detalle que se visualiza en distintas áreas de trabajo del ser humano, siendo una palabra conocida y demandada. Ella está presente en lo más mínimo, desde comprar un producto, disfrutar de un servicio o realizar cualquier actividad.
¿Cuáles son los orígenes del concepto de calidad? Un término que se remonta a tiempos antiguos
Los estándares de calidad definen a esta palabra como el conjunto de cualidades que caracterizan a un producto pragmático y de superioridad notable. Este producto, bien o servicio está destinado a satisfacer los problemas de las personas en gran medida y sin falla alguna.
También es sabido que la calidad es una forma de evaluación o crítica subjetiva que la persona otorga a algún trabajo, servicio o producto. Mientras mejor realizado esté cualquiera de ellos, es más probable que sea catalogado como un aspecto de calidad.
En relación con sus orígenes, es una palabra que data incluso del Antiguo Egipto y la construcción de las pirámides. Asimismo, los estándares de calidad estuvieron muy presentes años previos a la Revolución Industrial.
Para que estos estándares se vieran cumplidos, existía la figura del supervisor del trabajo velar por el correcto cumplimiento del desempeño humano. A la hora de ofrecer un servicio, crear un producto o algo por el estilo, su acabado debía ser perfecto para favorecer al beneficiado. De lo contrario, no se garantizaba la aprobación de dicho, bien, objeto o servicio.
Con la mismísima Revolución Industrial, la mano obrera fue reemplazada por máquinas e instrumentos más precisos. De ese modo, el margen de error en cuanto a concepto de calidad se refiere, se disminuyó en un amplio porcentaje.
Asimismo, esta misma revolución creó los conceptos o normas de estandarización e inspección maquinaria. A partir de ellos, se desarrollaron patrones de producción más innovadores que aseguraron una calidad impresa en los productos o trabajos realizados.
La definición de calidad no se engloba en una categoría, sino en varias de ellas
La calidad ha dejado de ser un concepto abstracto para definirse específicamente según la categoría donde sea aplicada. Gracias a este tipo de división, se sintetiza de manera objetiva lo que da a conocer como tal.
Cumplimiento de especificaciones
En líneas generales, la calidad se centra estrictamente en el cumplimiento de las especificaciones para lograr un producto o servicio satisfactoria. Asimismo, es un concepto pensado para evitar la variabilidad, enfocándose en una única línea de acción. Dicho de otra manera, la calidad en este sentido es conseguir productos o servicios que no varíen, iguales, sin defectos y competentes.
Dentro del ámbito del valor del producto
El concepto de calidad en este sentido está asociado con la relación precio-producto dentro del mercado. Es decir, sigue los estándares comerciales y en cómo el objeto o servicio favorece al cliente a un precio competitivo. Es decir, este debe ser lo mejor de lo mejor para solventar sus problemas sin tener que desembolsar más de lo justo.
Desde la perspectiva de la excelencia
Este es el concepto más abstracto de todo, puesto que está sujeto a la opinión pública y a factores internos y externos a nivel empresarial. En resumidas cuentas, un producto o servicio alcanza calidad de excelencia dependiendo de su modo de fabricación, materiales y obtención. Aunado a ello, variará según la gestión de su realización y la manera en como se desempeña ante el público.
La calidad desde la opinión experta
Otra forma de definir la calidad o saber qué es calidad, es tomando como referencia la opinión experta. Según el análisis orientado de especialistas en la evaluación de productos o servicio, se obtiene una visión de la funcionalidad de los mismos. Este análisis se realiza objetivamente de acuerdo al impacto del producto en el estilo de vida del cliente.
El papel de la gestión de calidad para definir las normas y estándares de este concepto
La gestión de calidad es un factor aplicado a este tipo de conceptos para lograr los objetivos planteados. Dentro de este modelo, se engloban todas las normas y estándares para ejecutar un buen trabajo.
Una correcta gestión toma en cuenta diferentes tipos de planificación, control de actividades y estadísticas, así como formas de actuar. Por otra parte, arma una logística específica de los materiales e implementos con los que se cuenta para desarrollar productos y servicios de calidad.
Ventajas
- La gestión de calidad refuerza por completo la confianza de la clientela y mejora los estándares de competitividad. Por su parte, incentiva e incrementa la eficiencia y eficacia de la compañía.
- Con una correcta gestión del concepto de calidad, todos los procesos son sistematizados y controlados eficientemente. De esa manera, es sinónimo de hacer las cosas bien siguiendo un mismo patrón.
- Por último, establece las normas y estándares para alcanzar los objetivos previniendo errores y aumentando la mejora. Por lo tanto, no solo se asegura la calidad, sino también la seguridad valorativa del producto.
Modelos estandarizados y normas
Actualmente, existen modelos estandarizados para gestionar el concepto de calidad aprobados mundialmente. Dentro de los más resaltantes, se encuentran el modelo ISO 9001:2000 y 9004:2000; modelo iberoamericano, modelo americano y modelo Deming.
Todos ellos se basan en directrices estandarizadas capaces de ofrecer distintos resultados o aplicar distintas formas de gestión. En el aspecto macro, permiten alcanzar la calidad de acuerdo al objetivo empresarial, los recursos que posee y su modelo de producción.
Por su parte, las normas para el control de calidad están especificadas dentro del compendio normativo ISO. En este, se especifican las cualidades que una empresa, persona, servicio o sistema deben cumplir para alcanzar una meta. En el ámbito de calidad y la gestión de la misma, las normas UNE-EN-ISO 9000 son las aplicadas para concretar esta característica.